Posted: 10 Nov 2010 12:00 AM PST El conflicto generado por las aceras biciEra un día limpio, hermoso, uno de ésos que animan a pasear y a echar unos vinos. Fiel a mi costumbre, me dirigía a comprar los periódicos del día al quiosco de la Roge. La tienda de periódicos y revistas se encuentra en la acera de los pares de Avenida de la Paz emplazada entre Padre Claret y calle Autonomía de La Rioja. Además en esa misma zona están ubicados una relojería, una zapatería, una panadería, tres bares con sus consabidas terrazas, el mercado Patricia y varias tiendas de ropa, por lo que el trasiego de gente es incesante. A medida que me acercaba a mi punto de destino, pude oír cómo algunas voces se tornaban en gritos, palabras malsonantes e insultos. Los clientes de las terrazas, puestos de pie, alzaban los brazos al cielo maldiciendo. Las mujeres se llevaban las manos a la cara y los clientes de bares, panadería y tiendas salían a la calle para ver qué es lo que estaba ocurriendo. Quería saber qué acontecía. Me acerqué despacio, con cierto recelo. Mi curiosidad me empujaba irremisiblemente hacia el epicentro del suceso. Era sábado y mi reloj marcaba las dos de la tarde. La zona se encontraba abarrotada de personal, las terrazas de los bares llenas. Gente tomando un vermú con predicamento, gente mirando con envidia, gente con prisa y gente sin ninguna, gente cargada hasta los topes y gente de vacío. Gente y más gente. En medio de aquella vorágine se encontraba un ciclista. Parapetado bajo su casco aerodinámico, ocultando su mirada tras unas gafas de sol polarizadas, sus manos resguardadas por unos guantes de ésos que dejan al aire los dedos -mitones los llamaban los antiguos- y luciendo un maillot de campeón del mundo, culote, calcetines finos y zapatillas haciendo juego, parecía recién salido del pelotón del Tour. El anónimo ciclista discutía acaloradamente con un matrimonio: «La niña estaba en medio de la acera. ¿Qué voy a hacer? ¡Yo no tengo la culpa! Se ha cruzado imprudentemente». Se acababa de consumar un atropello. Tal era el ímpetu que el ciclista ponía en su defensa, que por un momento convenció a varias personas que, en silencio, miraban de forma incriminatoria a los padres de la criatura acusándoles de irresponsables. ¿Una niña en medio de la acera? ¿Cruzarse imprudentemente? Según repetía las palabras del hombre camuflado de ciclista, mi concepto de acera se hacía añicos. Un tanto confuso llegué a casa y tiré de diccionario, mejor dicho, de diccionarios. Miré el DRAE, el María Moliner y uno enciclopédico que en su día me regaló una entidad bancaria -eran tiempos de vacas gordas-. Todos coincidían en su definición de la palabra acera: Orilla de la calle o de otra vía pública, generalmente enlosada, y particularmente destinada para el tránsito de la gente que va a pie. Me quedó claro que por las aceras no pueden circular ni bicicletas, ni motos, ni coches, ni monopatines, ni patinadores, ni gente a caballo, ni en burro y ni en trineo. ¿Y nuestras autoridades tendrán claro el concepto de acera? Lo de generalmente enlosado parece que lo entienden a las mil maravillas porque hay aceras, por llamarlas de alguna manera, que necesitan un buen remiendo. El diccionario, no obstante, lo deja claro: generalmente enlosadas, y ahí la Real Academia de la Lengua les da la razón. ¿Y la circulación? En ese sentido nuestras autoridades andan un tanto confundidas. Eso sí, haciendo del pecado virtud, han inventando un nuevo concepto de acera y en aras de crear un ambiente afable y festivo entre peatones y ciclistas, cierran los ojos y de una forma encubierta permiten la circulación de bicicletas por las aceras, consiguiendo dos cosas: una, que el pasear por ellas se haya convertido en un deporte de alto riesgo, y dos, la invención de una nueva modalidad de ciclismo: el acera bike. Ya verán como para las próximas fiestas, en el programa de festejos figurarán competiciones de este nuevo deporte. Se preguntarán ¿y el carril bici? Pues el carril bici es como la cinta roja de terciopelo que envuelve un regalo muy bonito pero que nada tiene que ver con el presente. No tiene ninguna utilidad, se deshace y a la basura. Pero bueno, ¡ahí está! No nos quejemos ¡Bienvenido sea! Claro que hay partes del trazado del carril bici que termina por confundir al peatón, al usuario de la bici y a todo hijo de vecino. Dicen algunos residentes del Paseo del Prior que cuando salen del portal se suelen dar de bruces con los ciclistas que pasean por el carril bici. ¡Exageraciones! Particularmente creo que es un hecho improbable, pero no imposible. Improbable porque son cuatro los usuarios del carril, pero posible porque todo en este mundo puede suceder. Figúrense, si se alinean los planetas para darnos el día, como no va a suceder un atropello. De todas formas, resulta curioso por no decir incomprensible el trazado del carril bici. Esto ocurre en pleno casco urbano pero, si vas paseando por un parque, el riesgo se multiplica por cien. Elacera bike se transforma en la fórmula 1 del ciclismo. Vas a tu ritmo y de repente oyes un silbido, un grito, o un juramento que se clava en tu espalda como un puñal, y ahí te quedas haciendo el Tancredo e implorando a Dios que todo pase cuanto antes, y pasa porque van volando hacia una meta inexistente. La etapa se la está jugando al sprint con sus amigos imaginarios. ¿Y quiénes son los encargados de sancionar esas conductas o al menos de llamarles la atención? ¿Cómo? ¿El nombre? Hace tanto tiempo que no los veo paseando por calles y avenidas, que ni tan siquiera recuerdo cómo se les llama. ¿Lo saben ustedes? Fuente: larioja.com |
Posted: 09 Nov 2010 04:00 AM PST ANDRÉS MONZÓN, Catedrático de Transportes. Director de TRANSYT-UPM GIANNI RONDINELLA, Investigador de TRANSYT-UPM - E.T.S.I Caminos, Canales y Puertos La Guía de la Movilidad Ciclista pretende proporcionar una reflexión global sobre la implantación efectiva y eficaz del modo bicicleta en el medio urbano. Se trata del proyecto de investigación PROBICI desarrollado en el marco del Plan Nacional de I+D+i 2004-2007 del CEDEX-Ministerio de Fomento, al amparo de los objetivos científicos del PEIT). Dos de sus promotores nos explican este estudio. ¿Cuáles son los objetivos principales de este estudio o proyecto de investigación?Con esta investigación pretendíamos encontrar respuestas a las preguntas que surgen sobre cómo fomentar el uso de la bicicleta, como parte de políticas de movilidad sostenible: ¿cómo es el fenómeno?, ¿qué potencial tiene?, ¿qué se puede hacer para fomentarlo? y ¿es rentable?.Un objetivo central del proyecto ha sido identificar las variables explicativas del cambio modal hacia la bicicleta, diseñando y validando una metodología específica de encuestas para así poder desarrollar un modelo específico de demanda. Como consecuencia de este trabajo, así como del estudio de las experiencias internacionales, se han podido establecer estrategias específicas para promover el cambio modal a la bicicleta en las ciudades españolas, identificando los criterios de actuación más adecuados, los errores más comunes que se pueden cometer, la variedad de posibilidades de acción que existen para hacer posible su uso, etc. ¿Cuáles son las principales conclusiones del mismo?Puede concluirse que hay un potencial declarado para utilizar la bicicleta si se superan las barreras que el ciudadano encuentra para su uso cotidiano. Es el contexto a favor de la movilidad no motorizada el elemento que resulta decisivo, por lo que es necesario visualizar la voluntad política sobre este particular, con medidas tanto físicas como promocionales, integradas en otras estrategias de tipo urbanístico, ambiental, de seguridad vial, etc.Del proyecto se desprende que el impulso de la movilidad ciclista depende sólo parcialmente de las disposiciones directas a su favor; es decir, que el uso de la bicicleta se potencia con paquetes integrados de medidas donde, además de las específicamente pro-bici, se incluyan otras destinadas a la racionalización del espacio público, las restricciones al uso del coche y la coordinación con el transporte público. ¿Cuáles son los puntos clave para el fomento de la bicicleta en las áreas urbanas españolas?El marco de actuación de las políticas de fomento de la bicicleta es necesariamente una estrategia global de movilidad sostenible, con una adecuada combinación de medidas de oferta y de promoción en cada uno de los tres pilares de la movilidad sostenible: la mejora de la densidad y la diversidad de los usos del suelo urbano; el aumento de los viajes a pie, en transporte público y en bicicleta; la reducción de velocidad, intensidad y plazas de aparcamiento para automóviles. Sin el compromiso suficiente en todos y cada uno de estos tres pilares, resulta improbable que las estrategias y las actuaciones pro-bici obtengan los resultados esperados.Si no se avanza en esta senda de la movilidad sostenible, la mayoría de las personas se sienten inseguras, incómodas y con poca confianza para montar en una bicicleta. La clave es invertir los procesos que han convertido nuestras ciudades en lugares hostiles a la bicicleta (y al caminar, casi en igual manera). La mejora significativa de las condiciones para el uso de la bicicleta es un primer paso indispensable. En este sentido, la infraestructura es la mejor forma de promoción y fomento y los ingenieros tenemos un gran papel en este ámbito. La infraestructura es clave para lograr un uso más seguro de la bicicleta, ya sea templando el tráfico para permitir flujos compartidos con otros vehículos, o bien con segregadas donde los flujos no pueden acompasarse, con un diseño adecuado a su función. En este sentido hay mucho que aprender para que esos carriles bici se integren adecuadamente en la malla urbana, permitiendo un uso de la bici sin rupturas, y sin producir problemas a los peatones. Es claro, por otra parte, que la construcción de carriles bici y aparcamientos sirve como mensaje de las autoridades de su deseo de potenciar su uso, por lo que cumple un doble objetivo. ¿Le parece factible diseñar políticas de fomento que consideren seriamente la bicicleta como uso de transporte para desplazamientos diarios?Diseñar políticas que consideren seriamente la bicicleta, es decir, replantear los sistemas de transporte para que proporcionen las infraestructuras, los incentivos y las condiciones necesarias para estimular su uso, no es fácil, especialmente en nuestro país que parte de tasas de utilización bajas y con baja cultura de uso de la bicicleta. En estas condiciones, aplicar las estrategias y medidas seguidas en otros lugares puede no resultar eficaz; el camino a recorrer pasa por buscar un recorrido propio.No obstante, el primer paso es claro: el compromiso serio por parte de la administración. No se puede pretender que el ciudadano se tome en serio el uso de la bicicleta para sus desplazamientos cotidianos, si no percibe que también los planificadores del transporte lo están tomando en serio, y no sólo como una medida electoral o de imagen. El potencial de la bicicleta ya no es una teoría, sino una realidad en muchas ciudades, incluso grandes metrópolis, como París, Nueva York o Londres, que a raíz de un compromiso serio por una movilidad menos dependiente del coche, están reconvirtiendo sus sistemas de transporte para que ir en bici se convierta en algo posible, seguro y respetado. Y al tiempo están logrando también importantes avances en la calidad de vida de la ciudad, lo cual se está traduciendo inmediatamente en una renovación urbana, que atrae nuevas inversiones. ¿Cómo hacer que una ciudad se comprometa al desarrollo de la bicicleta como un modo “normal” de su sistema de transporte?Por ejemplo demostrando el impacto positivo que las inversiones en este ámbito tienen en términos de beneficios económicos, además de los beneficios ambientales y sociales. En España todavía no se ha realizado una cuenta socio-económica de este tipo y entonces debemos referirnos a los datos de nuestros vecinos. En Francia, por ejemplo, un reciente estudio ha estimado que doblar las inversiones públicas en la materia (en 2008 fueron 469 millones en total, de los cuales 238 fueron invertidos por los ayuntamientos), logrando que el reparto modal de viaje pase del 3% actual al 12% en 2020, no sólo produciría un igual impacto en la economía nacional de un incremento de 25.000 nuevos puestos de trabajo, sino que generaría un ahorro neto de costes externos de unos 15.000 millones de euros. Es decir, que por cada euro invertido, la colectividad francesa obtendría un beneficio de 15, los cuales se concentran sobre todo en ahorros para el sistema sanitario y de salud pública.Estos datos se basan en evidencias obtenidas por la Organización Mundial de la Salud, que ha comprobado cómo un uso ciclista de 3 horas semanales disminuye las tasas de mortalidad y de morbilidad en un 30-40%, generando ahorros entre 500 y 1.200 € por persona/año, dependiendo del país. ¿Por dónde empezar para que el uso de la bicicleta en las ciudades españolas se considere un modo de transporte urbano?Como dije antes, un primer paso imprescindible es la provisión de infraestructuras adecuadas, pero hay que ir más allá. Existen muchas ciudades que, a pesar de haber desarrollado una buena infraestructura ciclista, siguen teniendo una proporción de viajes en bicicleta que no se corresponde con los esfuerzos realizados. Lo que está pasando es que las actuaciones se reducen prácticamente a la construcción de vías ciclistas segregadas, sin un criterio de red. Los carriles bici son actuaciones costosas, que exigen tiempo, pero que a menudo son tramos inconexos o que exigen muchos rodeos. El resultado es que no permiten un uso eficiente y que cuando ocupan las aceras aumentan incluso el riesgo de accidentes en las intersecciones o los conflictos con los peatones.En su lugar, puede ser más adecuado empezar por acciones combinadas que actúen sobre el tráfico motorizado –disminuyendo la velocidad, las intensidades y el espacio dedicado a los vehículos motorizados– y que animen a la gente desde el principio a experimentar la bicicleta. ¿Cree que hay voluntad política, social y administrativa o técnica para consensuar este tema?En este tema, parece que hay una coincidencia entre todos los grupos políticos, o al menos se ha dejado a la bicicleta fuera de la controversia política cuando se han dado pasos adelante en su promoción como medio de transporte. El problema queda, si cabe, en el cómo llevar a cabo esa promoción cuando la eficacia de las actuaciones planteadas depende necesariamente del grado de intensidad de las medidas de restricción al uso del coche. En muchos casos, se asiste a un intento de incorporación de la bicicleta sin que este modifique el statu quo del tráfico de vehículos motorizados o de su aparcamiento, lo que conduce a la ocupación de aceras y a la incomodidad o inseguridad para ciclistas y viandantes en las intersecciones.Desafortunadamente, es muy frecuente que los técnicos y políticos municipales opten por diseñar las vías ciclistas con el criterio de no interferir con el modelo de circulación y aparcamiento motorizado existente,“donde no molesten”. Se trata de tener una voluntad política de cambiar el modelo de movilidad; si realmente se quiere una reducción del uso del coche en los centros urbanos, se ha de reducir el espacio que ocupa, por ejemplo, y dedicarlo a los peatones o a la circulación de bicicletas. Entrevista publicada en la revista “Cauce”, del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos Guía de la Movilidad Ciclista PROBICI - Métodos y técnicas para el fomento de la bicicleta en áreas urbanas. ISBN 978-849668050-0 [Descargar en PDF] |
miércoles, 10 de noviembre de 2010
EL CARRIL BICI . LA RIOJA .COM
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